28 abril 2011

Hombres de la ciudad


Arden los bosques del horizonte;
esquivando llamas,
cruzan, veloces,
los gamos azules del crepúsculo.
Cabritos de oro emigran hacia la bóveda
y se recuestan en los musgos azules.


Se alza debajo, enorme, la rosa de cemento,
la ciudad, inmóvil en su tronco de sótanos sombríos.
 Emergen —cúpulas, torres—
sus negros pistilos a la espera de polen lunar.
 Ahogados por las llamas de la hoguera,
perdidos entre los pétalos de la rosa, invisible casi,
de un lado al otro,
los hombres...

Alfonsina Storni