01 junio 2010

Alfabetización emocional, crecer, crecer y crecer


Recordando algunas pinceladas sobre Análisis Transaccional de un cursillo de verano, y al descubrir este artículo de Antonio Palomar, he hecho este collage para compartir.

Epicteto: "los humanos no sufrimos por lo que nos pasa, sino por nuestra manera de percibirlo"
Lo que en 1990 los psicólogos Salovey y Mayer denominaron o renombraron como “inteligencia emocional” se está poniendo de moda. Por parte de otros autores o en otros ámbitos se habla de higiene mental, crecimiento personal, desarrollo del potencial humano, equilibrio psicológico, habilidades sociales, educación sentimental, etc. Sin embargo, ya desde 1954 los psicólogos Freedman y Sweet empezaron a hablar de “analfabetismo emocional”. El tema no es nuevo, aunque ahora ha saltado a las primeras páginas de las revistas y hoy en día la Psicología cuenta con muchas más claves que hace medio siglo.
Salovey describe 5 competencias emocionales básicas:
1. Conocer las propias emociones.
2. Capacidad de controlar las propias emociones.
3. Capacidad de motivarse uno mismo.
4. Capacidad de reconocer las emociones ajenas.
5. Capacidad de saberse relacionar con las demás personas.

¿Una pastilla para cada problema?El modelo de medicina imperante (biomédico o biologista) nos está haciendo creer que todo problema humano (y no sólo los físicos) es susceptible de ser entendido y solucionado a nivel físico o bioquímico con una píldora mágica o una intervención quirúrgica. Anestésicos, analgésicos, sedantes, tranquilizantes, ansiolíticos, antidepresivos, píldoras para la impotencia, la obesidad, etc.

Hambre de caricias y epidemia de depresiónEn algunos países muy desarrollados y con una supuesta alta calidad de vida, países como Suecia y otros, hay una alta tasa de suicidios que se relacionan con la epidemia de depresión que las estadísticas psiquiátricas están detectando a lo largo del presente siglo en los países más industrializados. Le podríamos llamar “la paradoja sueca”. ¿Cómo se come que países alabados por su “estado de bienestar” tengan una tasa tan alta de depresión y suicidios?
Eric Berne desarrolló una psicoterapia llamada análisis transaccional. Según dicha teoría, los seres humanos tenemos varios estados de la personalidad:
1. Padre o madre nutricios: cuando estamos en actitud de cuidar y proteger.
2. Adulto: cuando pensamos racionalmente, de forma lógica.
3. Niño: cuando somos irracionales (irracionalidad que puede ser positiva o negativa). A su vez el niño se divide en tres estados: dos de ellos innatos y uno adquirido:
a) Padre autoritario (también llamado padre cerdo o enemigo interno).
b) Pequeño profesor (es la intuición o el conocimiento sin aprendizaje)
c) Niño natural o niño libre: cuando estamos sintiendo sentimientos naturales y cuando estamos disfrutando, gozando. Cuando sentimos alegría, amor, miedo, rabia, tristeza, etc.

La opresión que viene de fuera, si es lo suficientemente potente o persistente acaba convirtiéndose en opresión internalizada: la hacemos nuestra, nos aliena. Entonces ya no hace falta que nadie nos maltrate, sino que somos nosotros mismos quienes lo hacemos y además oprimimos a los demás. Es nuestro enemigo interno. Lo irracional del niño puede contaminar a nuestro adulto y entonces presentamos argumentos falsamente racionales (es un paternalismo o autoritarismo disfrazado de sensatez).

Berne acuñó el concepto de “caricia” para significar que todos los humanos necesitamos estímulos humanos para sobrevivir, ya que si no los tenemos enfermamos y morimos. Los estimulos positivos favorecen el desarrollo de nuestro potencial humano, pero si no tenemos suficientes estímulos positivos tendemos a buscar estímulos negativos. Cuando un niño o niña no se sienten suficientemente atendidos suelen empezar a incordiar para que por lo menos se les grite o castigue (búsqueda de “caricias negativas”). Lo que no soportamos es que nos traten con indiferencia, como si no existiéramos. Steiner escribió un magnífico artículo titulado “La economía de caricias” en el que describe cómo en nuestra sociedad nos escatimamos constantemente caricias ya que actuamos de acuerdo a unas normas interiorizadas que nos prohíben:

• Darlas cuando nos apetece.
• Pedirlas cuando las necesitamos.
• Aceptar y disfrutar las auténticas.
• Rechazar las que no queremos.
• Dárnoslas a nosotros mismos (autoestima).
Antonio Palomar
(miembro de Sumendi)