Puedo escuchar tu alma cuando te abrazo, habla sin hablar, llora sin llorar.
y sé que estás ahí cuando abarcas mi cuerpo con tus brazos y me llegan tus te quieros.
Son nanas silenciosas para mecer el espiritu.
Calman el desasosiego, y crean un vínculo humano y directo de corazón a corazón.
Sólo hay que pedirlos y darlos.